La lectura de un libro siempre depara sorpresas. Iba por la página 55 de la novela La sombra del minotauro de Antonio Lozano, cuando me he encontrado con lo siguiente:
«(…) Lo mejor del caso Bravo era que lo dejaba a la hora adecuada a tiro de piedra del Valbanera. Un día por semana, además, Cándido se distanciaba de sus menús caseros para experimentar con la gastronomía negra:
_ ¿ Comida africana?_ le había preguntado García Gago cuando, unos meses antes, le expuso el proyecto.
_ No, hombre. Qué carajo comida africana. Comida negra, de novela negra.
_ ¿ Y eso?
_ Coño, parece mentira que un detective no sepa que lo que más les gusta a sus colegas de las novelas es la comida.
_ Bueno, a todos no…
_ Hombre, los pobres yankis se tienen que conformar con hamburguesas y coca-cola, aunque en cuestión de cócteles se llevan la palma. Los del norte pasan demasiado frío para salir a comer por ahí. Yo me refiero a los normales, a los que son como nosotros.
_ A ver, cuál es el plan_ se interesó García Gago.
_ Muy sencillo. Una vez a la semana, me olvido del potaje de berros, del sancocho y de la ropa vieja, y les ofrezco a mis clientes un menú negrocriminal.
_ ¿ Y de dónde sacas las recetas?
_ Me he hecho con un libro ideal, de una tal Montse Clavé.
Entre eso y lo que yo he descubierto por mi cuenta, tengo para un año sin repetir ni una sola semana.»
Después de esto – que me ha encantado, por cierto – decir que el libro me ha gustado podría sonar a soborno…
Por lo que les aconsejo que lo lean y opinen ustedes mismos.
Molt bo lo de «Yo me refiero a los normales». 😀