En el año 2006 homenajeamos Un día volveré de Juan Marsé con una mesa redonda que reunió junto al autor a sus buenos amigos Javier Coma, Joan de Sagarra y Enrique Vila-Matas. La mesa fue la de siempre. La que sirve los sábados de soporte a la cazuela de mejillones que sale de la cocina a las 13 horas. Sobre ella, ese día, la botella de Jameson ( que tenemos siempre reservada para Joan de Sagarra) y el hielo.
Marsé, Sagarra, Vila.Matas y Coma nos ofrecieron lo mejor de sí mismos. Se sentían cómodos (el Jameson, con hielo o agua, ayudaba).
Se habló de novela negra; de la debatida ley de la memoria histórica; de cine negro; de perdedores. Un código que, según se dijo, arrancaba de la novela negra americana, de los precursores, de Hammett, de Raymond Chandler y de los héroes de las películas de aquellos años del cine negro, pero también del cine, de la literatura de aventuras y de la del Oeste.
Javier Coma, defendió la novela de Marsé como “una gran epopeya de un pequeño mundo”. Nos parece una buena definición. Aquel día, todos, los más de cuarenta que asistimos a aquel acto, conocimos más de cerca a Jan Juliver Mon y a su autor. Un autentico privilegio
Aquel día Marsé nos dijo :
«Un día volveré es un ajuste de cuentas con la memoria personal, no con la colectiva. La memoria colectiva del franquismo debería estar resuelta a día de hoy, pero está pendiente”
Y a día de hoy, enero de 2012, sigue pendiente.
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