Dashiell Hammett (27 de mayo de 1894-10 de enero de 1961)
Cosecha roja (Red Harvest) 1929.
El agente de La Continental, personaje sin nombre, fue el primer antihéroe de la historia de la novela negra, y Poisonville, la ciudad en la que el agente sin nombre se encargará de poner nombres y apellidos a la corrupción.
_ Esta maldita ciudad se está apoderando de mi. Si no me voy pronto me voy a volver tan rudimentariamente sanguinario como los naturales.
En Poisonville pasan muchas cosas que conviene leer, pero mientras estas suceden, en Poisonville se bebe y mucho.
Bebe el agente de La Continental pero también beben otros personajes. Beben de todo menos agua: whisky escocés sólo o con zumo de limón y granadina; ginebra sola o con hielo; ginebra, zumo de limón y agua de selz, y botellas y botellas de whisky.
El magnífico personaje de Dinah Brand – una «mala» de las de verdad, totalmente fiel a sí misma y a su destino – le propone al agente sin nombre, en un momento de la novela, un cóctel explosivo:
(…) Es inútil hablar de ello. La cosa es beber, aunque esta ginebra no parece estar muy fuerte.
_ No es la ginebra. Eres tú. ¿ Quieres coger una buena de veras?
_ Esta noche sería capaz de beber nitroglicerina.
_ Pues eso es exactamente lo que vas a beber- me prometió.
Oí cacharros en la cocina. Me trajo un vaso lleno de algo que tenía el mismo aspecto que lo que habíamos estado bebiendo. Lo olí y dije.
_Un poco de láudano …¿eh?.
Pero en Cosecha Roja sucede algo insólito en las novelas negras, Dinah Brand es una mala que cocina. Una mala que cocina y que envía al duro agente de La Continental a la compra.
_ Comerás aquí. A mi no vas a sacarme a la calle después de oscurecer.
Lo decía en serio. Descartó el vestido beige claro por un delantal e hizo inventario del contenido del refrigerador. Había patatas, lechuga, sopa de lata y la mitad de un bizcocho de frutas. Salí a la calle y compré un par de bistecs, panecillos, espárragos y tomates.
Cuando regresé estaba mezclando ginebra, vermut y cointreau en una coctelera en la que ya apenas podía moverse el líquido con desahogo.
Si pueden, les aconsejo que lean Cosecha Roja con un vaso en la mano para evitar cualquier síntoma de abstinencia y concentrarse en la lectura. Pueden llenarlo de bebidas duras. Whisky de malta por ejemplo, o de otro líquido rojo como la sangre; un tinto del Penèdes como Collita Roja o algún otro de su preferencia.
Los Cómplices de Negra y Criminal nos han ayudado a seguir adelante. Les amamos. A unos los vemos más que a otros. A los que más vemos son aquellos que pertenecen a los cuatro clubs de lectura de la librería. Con estos, en noviembre pasado, hicimos una salida colectiva para hacer el primer maridaje criminal en la historia de la novela negra y el vino. El primer club de lectura en las entrañas de una bodega. El Celler Pardas.
En realidad, aceptamos el ofrecimiento que nos hicieron, los ideologos y prácticos Ramón y Jordi del Celler Pardas en el Penedès, cuando vinieron al espacio de nuestra librería, la Negra y Criminal, para presentar a uno de sus mimados vinos: Collita Roja con nombre homenaje al libro del maestro Hammett.
Y les de devolvimos la visita.
Collita Roja de Pardas y Cosecha Roja de Hammet. Unir vino de autores con libro de autor. Cosecha roja de uvas convertidas en vino y Cosecha roja de sangre derramada en las calles de Poisonville la que nos narra Dashiell Hammett.
Paco, nos hablo de un barril de amontillado en las cavas de una casa, en los inicios de lo que se convertiría en un género, y de los inicios del género negro norteamericano con el libro emblemático de Hammett.
Y Jordi Arnan y Ramón Parera nos hablaron de vinos y de su vino.
Nos hablaron con seriedad, con profundidad y con pasión de estas cepas que estan enraizadas en lo más profundo de la cultura del Penedès. Reivindicando y mimando una uva que ha estado en vías de extinción: el sumoll. En el vino Collita Roja, solo hay tiempo.Tiempo de espera; años, tierra y trabajo. Ni herbicidas, ni pesticidas. Solo trabajo rescatando unas cepas viejas, plantadas por los abuelos, heridas y baqueteadas por el tiempo y ejerciendo el “no cultivo”, es decir, dejando que los matojos las cubran, que a su lado crezcan árboles; extenuándolas.
Collita Roja tiene 14 grados, y , como la novela que le presta el nombre, es profundo y contundente. Huele a tierra y sabe a memoria. Es un vino cómplice.