No se por que razón los escritores con personaje negrocriminal acaban hartándose de ellos. Al parecer, sienten un amor-odio por esa criatura que les ha proporcionado lectores fieles, fama y dinero, pero que según dicen les encorseta. Véase el caso de Henning Mankell, o de nuestros Lorenzo Silva o Alicia Giménez Bartlett, que, entre libro y libro de sus Bevilacqua y Chamorro o su Petra Delicado, necesitan hacer una novela sin personaje; una novela más personal.
Un autor de esta clase, con cientos de libros en su haber, fue Georges Simenon. También él, necesitaba librarse de vez en cuando de su personaje más conocido: el comisario Jules Maigret
Muchas de las novelas de Georges Simenon, las mejores a mi modo de ver, son aquellas en que sus protagonistas se escapan de la rigidez de un escenario negrocriminal convencional. Son las novelas que el autor definía como « romans durs », novelas duras. Novelas grises diría yo. En ellas Simenon se encarga de presentarnos a su protagonista totalmente desnudo, tal como es, sin disfraces ni maquillaje. Capaz de ser un cobarde, un mezquino. Un hombre cualquiera. Uno de tantos. Uno como nosotros.
Estos personajes de Simenon son de carne y hueso, con todas sus debilidades pero también con sus sueños.
En estas novelas grises de Simenon, el crimen puede estar o no presente. En todo caso, lo que le interesa contarnos el escritor no es “el crimen” en si, sino las consecuencias de este crimen sobre el destino de quien lo ha ejecutado. El crimen solo es la piedra en el estanque pero lo importante son los círculos que esta crea en la superficie.
El gato ( Le chat) es una novela sin crimen pera con una atmósfera tan densa que se puede cortar con un cuchillo.
En la casa del matrimonio Bouin ( casados ya viejos, en segundas nupcias) la vida cotidiana les ahoga. El odio del uno hacia el otro es su única ocupación. El odio les une. El odio es su razón de ser.
A través de esta pareja veremos toda la mezquindad a la que puede llegar el ser humano.
Es una novela con la que el malvado Simenon quiso resarcir a todos los hombres y mujeres que viven solos. El gato (Le chat) es una radiografía de la vida en parejas de larga duración. Parejas Long Play. Una fotografía del infierno.
“(…) En cuanto la chuleta estuvo hecha y las endibias recalentadas, Bouin lo colocó todo en un plato y se instaló a un extremo de la mesa, delante de su botella, su pan, su ensalada, su queso y su mantequilla.
Con una aparente indiferencia hacia lo que él comía, ella dispuso su cena al otro extremo de la mesa: una loncha de jamón, dos patatas frías que había envuelto en papel de estaño antes de meterlas en la nevera y dos finas rebanadas de pan.
Llevaba cierto retraso con respecto a su marido. En ocasiones uno de ellos se sentaba a la mesa cuando el otro ya había terminado: Pero eso carecía de importancia, pues de todas formas se menospreciaban.
Igual que hacían en silencio todo lo demás, también comían sin dirigirse la palabra.”
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